sábado, 28 de septiembre de 2013

celos entre hermanos

LOS CELOS ESTABAN PROHIBIDOS EN LA FAMILIA


     Lo cierto es que siempre he tenido celos de mis hermanos. Lo veo más claramente con mi hermano mayor. Es con el que más cerca me encuentro en años y solíamos coincidir más.

      Ya dije que íbamos a colegios distintos. Era una especie de medida de protección que nunca entendí.

      Mi padre tuvo en su infancia la mala experiencia de que mi tío lo dejó sólo y se sintió mal. Supongo que quiso ahorrarme a mí lo mismo. El hecho es que la decisión de llevarnos a colegios distintos fue una medida de protección. No fue acertada. Pero no estoy en condiciones de cuestionarla. O tal vez mi padre intuía que ciertamente podría pasar. Tal vez debido a que percibiese mi debilidad...?

      Con mi hermano tuve siempre una fuerte rivalidad, competencia. Lo recuerdo sobre todo respecto a los tebeos y comics. La constante lucha por conseguirlos... Creo que con los comis y tebeos fue cuando al final, aprendí a ceder ante el mayor. Aunque fue más como una rotura, cuando mi madre los quemó en la chimenea.

      Mi madre quería que mi hermano sacase mejores notas, y le quemó los tebeos. Yo iba bien en cuanto a notas, nadie pensó que quemar los tebeos tuviese que ver conmigo. Pero lo cierto es que eran una vía de escape para mí. Sentí romperme. Nadie dijo nada de que yo tuviese ningún derecho respecto a leerlos.

      Fue difícil cuando cedí y dejé de buscar los tebeos, que constituían el motivo de una lucha feroz, para leerlos, semana a semana. Decidí ceder.

     Y cuando mi madre quemó aquellos otros tebeos, simplemente me rompí. Y nadie me preguntó nada, ni me tuvieron en cuenta. Era como si yo no contase en la ecuación. Estaba fuera.

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      Lo peor fue cuando crecimos y me percibí de que mi hermano tenía una facilidad innata para hacer amigos. Y yo no entendía cómo lo hacía, y me consumía el desconcierto, la envidia, y también la rabia. Porque tanto mi hermano, como otros chicos, podían hacer amigos con bastante facilidad. Yo no.

      Creo que la competencia debía ser de dos direcciones. Porque yo podía estar en desventaja, pero luchaba ferozmente por acaparar la atención de nuestros padres. Nunca me había parado a pensarlo. Eso era duro, y había que soportar las incongruencias de mis padres. Su falta de comprensión. Mis padres no nos comprendían.

      Eso es algo que hemos sufrido todos los hermanos.  Desde mi punto de vista. Pero yo era débil. A mí trataban de protegerme. Y yo necesitaba su atención. Así que acaparaba toda la atención que podía, sintiéndome mal, por mi falta de autenticidad... Comparándome con mi hermano, con los otros chicos. Sin llegar a comprender lo que hacían que yo no podía hacer.


      Yo me esforzaba. Creo que mucho. Sé que mucho. Por recibir la atención de mis padres. Ahora viéndolo desde esa perspectiva, no es de extrañar que mi hermano se escaquease de hacer las tareas con mi padre. Aparte de que mi padre nunca ha sabido mandarnos hacer lo que sea, distante. Mi padre era incapaz de imponer nada; esa es una especie de herencia familiar.


      Con un fuerte componente Nueve, no puedo dejar de señalar que por fuerza, el resto de puntos centrales aparezcan en mi vida. Uno de estos puntos que más me ha costado ver, y que dirige mi vida diaria, es el siguiente. Si bien se vive como frustrado. Sin llegar a ser realizado. 

     A menudo he sentido como que me faltaba algo; así como a alguien le falta un brazo. Una fuerte sensación de que falta algo, algo que nunca se llega a realizar.



     2. AUTOENGAÑO




      Esta pasión gobernadora del enea-tipo Tres indica el acto de permitir verse engañado por estrechas miras cognitivas, verse atrapado o superado por los propios engaños de uno y también verse dirigido, de un modo inconsciente, por el oficio o la astucia, incluyendo la actuación fraudulenta. Los Tres, inconscientemente, se engañan a sí mismos de un modo sutil e inconsciente, debido al hecho de que su necesidad básica de amor no se ve satisfecha. Intentan con mucho empeño conseguir amor, sin admitir la verdad sobre el asunto.



      Hablando de un modo general, la gente se engaña de dos formas: en primer lugar, mediante la concentración exclusiva, o la atención, en un conjunto de metas y la realización de dichas metas, que les aleja de ser conscientes de su entorno inmediato y las condiciones cambiantes de su vida y de su trabajo. Aunque la concentración es útil, al mantener todo la energía centrada exclusivamente en lo que uno hace, cuando se utiliza de un modo exagerado se vuelve dañina y perjudicial para el éxito, puesto que sustrae la atención vital de la presencia creativa del aquí y ahora. La segunda forma de auto engaño incluye una claridad de la mente pensante con todos sus motivos, incluyendo la lógica y las buenas intenciones. Cuando los Tres se ven superados por esta categoría de engaño, creen que lo falso es real y, por lo tanto, justifican sus actos según esta cognición errónea. Un ejemplo sería un Tres que vive su vida de una forma exagerada de cara a los que le rodean, hasta el extremo de que cada vez se va agotando más interiormente, tanto en el sentido psicológico como espiritual. Interiormente no se siente bien o sano, evidentemente, pero es incapaz de de salirse del drama creado por él mismo. Prosigue con esta increíble pasión de auto engaño sin siquiera admitirla. Aún peor, no se toma tiempo para observar a fondo su situación personal interna. A causa de ello, añade más confusión, tanto a su vida como a su pareja, embrollando mucho más los ya intrincados hilos de su existencia.



      La práctica más apropiada para eliminar este auto engaño es evidentemente la meditación vipassana (visión interior), puesto que pone un gran acento en el ser en lugar del hacer. Los Tres necesitan mucho de esta práctica, puesto que están muy centrados en el hacer y no aprenden a ser. El impulso de hacer algo constantemente provoca que su pasión gobernante se vuelva más poderosa en el trasfondo y, por lo tanto, les impida el contacto consigo mismos y la esencia de su ser. Es algo semejante a los Nueve, que se olvidan mediante la inercia psicológica y, dejándose llevar por la corriente, descuidan también la atención del ser y sus propias prioridades. Los Tres, en cambio, ignoran el sí mismo y la esencia del ser escondiéndose en el hacer, así como apareciendo aquí y allí, intentando vivir para los demás con el fin de satisfacer su necesidad de amor. Sin embargo, mediante la práctica regular de vipassana, los Tres se acercarán más a sí mismos y realizarán el ser como la esencia de la vida, en contraposición al simple hacer. Esta práctica, lo subrayo, se ha de llevar a cabo en la vida de cada día. 

"Meditación Vipassana y Eneagrama.", Dhiravamsa. 1998. LOS LIBROS DE LA LIEBRE DE MARZO. Pág. 28.



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