sábado, 23 de julio de 2016

versos de vampiro #0









Sábado 23-07-2016
13:48 Horas.

Si de Quijote se trata
en prosa, contar su gesta, le fue dada.
Si bien, ante Dulcinea, su amor
en verso su medida le fue dada.

Entonces, sufre mis versos, amada.

Pues toda gesta se escribe
pero por el trobador es el verso
lenguaje universal que transmite
la verdad de su corazón cierto.

Así se te hinche la vena.










































sábado, 23 de abril de 2016

te lo doy todo, menos a mí

DIARIO DE UN ESQUIZOFRÉNICO



La ira vestida de sayo, 

descansa sobre unas sábanas 

mojadas, de sudor de días.











Sábado 23-06-2016
11:46 Horas.


No sé nada de la vida. La vida.
No sé de caer y volver a levantarme.
No sé de ese continuo vaivén que te mece,
entre valles y montañas, de imponente piedra
la quebrada.
No sé nada del diario vivir.

llevo una vida cómoda.
Yo solamente me partí el alma.
El dolor, sí. Sentí el dolor.
Tan fuerte.
Sé de quedarme tirado.
Sí, de eso sé.

De cuidados descuidados.
De que me pongan el plato de comida en la mesa.
De lloros y quejidos.
De chantaje emocional, a cambio de “que esté bien”.

El dolor incomprendido.
Los cuidados sin comprensión.

No sé nada de la vida.
No me pidas empatia
ni comprensión
no la tengo

Te lo doy todo
dinero
comida
un gesto dadivoso
amor distante, sin intervenir
Sí, te lo doy todo.

Menos a mí.

No, a mí no me tendrás
y pagarás el tributo, de haber nacido
en esta matriz que te ha formado.

Sí, tienes que pagar.
Pero es solamente cuestión de tiempo.

Pide tiempo
no hay problema

El tiempo es inexorable
se lleva el alma
y no cesa en su continuo caminar.

Se lleva la vida
Te mata los sueños.
El tiempo.

No me pidas nada.
Salvo tiempo,
el tiempo lo tienes.

Ahí, tirado en la cama
como cualquier enfermo mental.
La comprensión no llega,
tan solo una impaciente tolerancia

¿Qué hace tanto tiempo en la cama?
Déjalo.

Dale tiempo, qué podemos hacer.

Darle todo,
menos el calor.
Tan solo un amor distante
y la tolerancia de un permitir...

Días eternos de cama.










La ira vestida de sayo, 

descansa sobre unas sábanas 

mojadas, de sudor de días.










jueves, 11 de febrero de 2016

reflexiones gratuitas #1



Nubosidad variable


Aquí en "reflexiones gratuitas", aportamos un apunte sobre el tiempo.

Ahora mismo, en mi tierra la meteorología es de orden variable.

Acabo de mirar por la ventana, método infalible para conocer el estado del tiempo. A veces llueve, a veces no.

Aquí en estas latitudes de Alicante, como que me importa poco. En realidad, tanto si llueve, como si no, la densidad de la lluvia es baja. Cuatro gotas y escampa, vamos.

En cuanto al clima me extraña que en Lepe todavía no hayan hecho un chiste acerca de la baja densidad de la lluvia.

A mí personalmente, como que me da igual. Cojo y me bajo. Me pregunto por si en Lepe, provincia de Huelva, está nevando. O cuáles son las condiciones de vida por allí.

Mis buenos deseos para los habitantes de esa hermosa tierra.

Por mí como que dejo ya de escribir tonterías en este blog y me planto. Un día de estos empezaré a hacer cosas serias. Pero no a corto plazo.

Mejor que voy a mi bola en este blog, y hablo de lo que se me ocurre. 

Pese a ello sí que me gustaría saber si va todo bien en otros lugares de nuestra hermosa Tierra.

Una vez más muestro mi agradecimiento a las estaciones que indican la nubosidad en otros lugares de nuestra geografía. Muchas gracias.

Parafraseando el refrán. En abril, lluvias mil. Yo diría mejor, Gracias mil.



miércoles, 10 de febrero de 2016

está bien

Búscate a ti mismo, por tus propios medios. No permitas que otros hagan tu camino por ti. Es tu senda, y sólo tuya. Otros pueden caminar contigo, pero nadie puede hacer tu camino (o caminar tu senda) por ti.





martes, 9 de febrero de 2016

coraje

Martes 9-02-2016
11:56 Horas.

Hace tiempo, Graciela Figueroa me dio una palabra.

Coraje.

Nunca la usé como mantra, pero ahora entiendo que ha de estar presente en mi vida.

Coraje.

El coraje de sentirme seguro, a salvo.

El coraje de sentirme protegido.

Coraje para salir a la calle y encontrarme con la gente, personas con las que me cruzo, y tener el coraje de no levantar barreras.

Coraje. Que viene de unir las palabras corazón y “pelaje”. Corazón para amar, y pelaje para ser quien soy. Sin nada que ocultar.

Coraje, en mi caso, es tener el valor de vivir.



[no comment] Новая Зеландия, Гамильтон: гости на свадьбе зажигательно исполнили хака, традиционный танец коренной народности маори.
Posted by euronews on Viernes, 22 de enero de 2016

lunes, 8 de febrero de 2016

no soy feliz, todavía





Lunes 8-02-2016
20:57 Horas.

Siempre que pienso en lo que supone sanar una enfermedad me fijo en cómo trata el señor Enric Corbera a sus clientes. El hombre tiene los conceptos muy claros.

En cuanto al tema de tratar una enfermedad mental el hombre, directamente, no se mete. Dice que ahí si no hay un psiquiatra al lado, en la sala, como que no. 

     Dice que en caso de enfermedad mental lo mínimo que hay son incestos, violaciones entre familiares, suicidios, sangre o fuego. Lo peor.

Yo no sé si tirarme a mi hermana mayor fuera malo. O que mi madre me acosara sexualmente influyese mucho en mi enfermedad mental. 

No.

No ha habido ese tipo de cosas. 

       Aunque sí que puedo decir que mi vida degeneró mucho. 

      El límite al que llegué no voy a contarlo aquí, ya está contado donde compete. En todas las consultas de psiquiatras y psicólogos a las que he ido.

Cierto que he estado muy mal.

Pero aparte de incestos o tonterías de esas, yo diría que mi enfermedad no se produce por un hecho concreto. 

      Más bien recojo un discurso general de mi familia, que en mi vida hizo que yo degenerase hasta llevarme a un brote psicótico.

No vales. No sirves.

Mi madre no valía. Estuvo dos años sin concebir. Luego, soltó cinco retoños, que no son pocos.

Mi madre hizo lo que le enseñaron en su familia. Trabajar. 

        No es que nos dejara solos, pero dejarnos a los tres mayores solos en casa. Encima de la fábrica... yo debía tener menos de cuatro años porque mi hermano Miguel no había nacido aún. 

Entiendo que mi hermana mayor se agobiara. Con la edad que tuviese, veintidós escalones pueden parecer a una niña una distancia considerable.

No es que estuviéramos solos. Y yo no recuerdo mucho. Pero siempre había mucha gente en casa. Y no se nos decía qué debíamos hacer o decir. 

         Creo que era todo muy caótico. Incluso la hora de comer o si había comida o no, no estaba muy claro.

No creo que pasáramos hambre. Pero simplemente no se hablaba ni se preguntaba nada a nadie.

        Lo de ejercer de padres no iba mucho con ellos. Creo que se trataba de un problema de comunicación.

No tengo nada.


Creo que el discurso de mi familia se ha basado en el “no tengo nada”.

Mi padre “no tiene nada”. Nunca ha tenido nada. A su nombre. Lo decía con orgullo. 

          Siempre se pone medallas este hombre. 

           A día de hoy le cortan otra parte de su cuerpo, y es capaz de hacerse un homenaje y se pone otra medalla.

Mi padre ha estado, muy presente. Para llevarse la atención él. 

      Pero como padre “ lo ha dado todo”. Para decirlo y poder llevarse la atención. 

       El premio por haberlo dado todo.

No es de extrañar. Por parte de su familia han venido la mayoría de problemas. 

        Mi padre no ha tenido familia. Había mucha oscuridad ahí, yo la mamaba de niño. Peleas por dinero. Muchos celos entre hermanos (entre mi padre y mi tío).

Resulta que para mi padre, mi hermano mayor es tonto. Una persona que en los exámenes que se ha presentado ha sacado las mayores notas. A nivel provincial y nacional. Es tonto. 

          A lo mejor no ha sacado el título en la universidad, a falta de pocas asignaturas, pero ahí está.

Mi hermana, la mayor. La más inteligente. La matemática. Está en su casa esperando a ver que alguien le diga lo que tiene que hacer. Porque es tan inteligente que sola no sabe qué hacer. Está jodida.

Los dos pequeños. Unos figuras. Un biólogo y una química. Que se sacaron las carreras al tiempo que trabajaban. Esos son bastante sanos.

Y yo que estaba en medio de todo este lío de saber si se es válido o no. No tengo mucho que decir.

Desde el principio de mi vida sentí que no era válido. Que no podía relacionarme como quería.

Por fuera estaba fenomenal, poniendo buena cara. Pero los que me conocían, compañeros de colegio, como que sabían que yo era el raro de la clase. 

       Aún así he de decir que a pesar de las depresiones de mi infancia, todavía tuve algún amigo. Me esforzaba por estar a la altura.

Yo quería ser alguien, porque me sentía nada. Que no valía.

Que no tenía lo que debía tener.

Desde muy niño supe que no valía. Tal vez por eso me esforzaba en ser más. 

Tratar de ser más. Tratar de ser más en la familia. Un empollón que trataba de congraciarse con el resto de la clase.

A los dieciséis años tuve muy claro que no tendría pareja. Que no valía.

No tenía nada.


Ciertamente la excusa es esa.

La trinidad:

Salud-Dinero-Amor.

Si no tengo dinero, como que no puedo optar por tener amor.

        No valgo.

Cuando se da la oportunidad, mi subconsciente me dice que “no tengo nada”.

La típica frase familiar. “No tengo nada”.

Como no tengo nada, no consigo tener pareja. De algún modo los intentos se quedan en el aire. 

         Y ha habido "intentos". Pero creo que siento una hostilidad hacia las mujeres importante. 

Porque no valgo. Y hay que valer para tener pareja.

         Y para trabajar.

La salud no va muy lejos de todo esto.

Curiosamente, este verano empecé un curso de jardinería. Y empecé muy bien.

Al poco tiempo, mi padre tuvo una agradable charla padre hijo conmigo. De esas que no hemos tenido nunca en la vida.

Y va y me dice que yo no valgo para trabajar. Que para pintar cuadros que sí, pero que para trabajar, yo no.

Vale.

Al día siguiente yo estaba dando golpes con la azada con un cabreo importante.
Otro dato curioso. Al poco tiempo, salen unos análisis de sangre. Y como que salen fuera de lugar. Yo comento con el médico de cabecera que siempre estoy enfadado.

El médico de cabecera le da el toque al psiquiatra. 

Ahí se explican muchas cosas. Tenía mucha dosis de medicación. De ahí que sintiese tanto enfado.

De eso va. Tenía dificultad para hacer la compra, porque esperando en la cola me sentía hervir.

Me bajan la dosis. Y al día siguiente, ya puedo hacer la compra. 

       No es que sea un fiestas, pero el enfado entra dentro de unos límites razonables y por fin puedo acercarme al supermercado sin asustar a las cajeras.
Pero el daño ya está hecho. En el supermercado me tienen miedo. O están recelosos. Como que muy amigos no estamos.

El curso de jardinería no lo terminé, no por sentirme mal. Sino por los cabreos que cogía.

A ver quién le explica a mis compañeros de jardinería que la medicación no me ponía malito, que me ponía enfadadito.

¿A quién mato? ¿Al psiquiatra? ¿A mi padre?

El caso es que siento hostilidad hacia las mujeres, porque no siento que yo valgo tal como me gustaría. 

     Que no tengo, que no soy. 

        La excusa que oculta que siempre he sentido que no podía. Una mezcla antigua de miedo, enfado y rabia que ya me hizo enfermar.

No importa que yo haya sanado en parte. Sigo sin sentir que yo mismo me apruebe. 

       Y por lo tanto, el no tengo, valida la hostilidad que siento hacia la parte femenina. Que cada vez que se me acerca una mujer, como que no.

No me desmarco. Ni con mujeres ni con hombres. No me desmarco. No ocupo un lugar definido. Como si fuera cura.

         Sí, como si fuera un cura.

          Ni con hombres ni con mujeres. Un puto cura.

Pues hombre, feliz no soy.





         Durante mi enfermedad me he sentido, un poco como en el siguiente vídeo.

         Un hombre profundamente infeliz, cuyo mayor logro, es no aparecer. Ha sido toda la enfermedad como un teatro de sombras.

        No se trata de a quién rechazas, sino a quién le haces el vacío.

         Es como lanzar golpes al aire. El enemigo eres tú mismo.






sábado, 30 de enero de 2016

REFLEXIONES GRATUITAS #0

Sábado 30-01-2016
20:50 Horas.



Dice el terapeuta Enric Corbera que para acompañar a un paciente en su curación, no hace falta más que una persona con las manos en los bolsillos.

Eso sí, no hay que contarle nada al terapeuta para no contaminarlo. 

        Tan solo responder a las preguntas del terapeuta, mirar el árbol transgeneracional y a partir de ahí, por lo menos lo que veo en los vídeos de Enric, el hombre va sobre seguro con las preguntas acertadas que hace.

Invariablemente el paciente, después de un “no, pero...”, llega a un liberador “¡Ah! Sí”. Los ejemplos de sus vídeos son como que muy efectivos, cómo efectúa sus insights.

¿Hasta qué punto el paciente no debe contaminar al terapeuta con su historia?

         ¿Puedo tomar conciencia de mi historia oculta, desde mi historia personal?

          ¿He de pasar por la confesión, arrepentimiento y redimir mis faltas, como decía el psiquiatra Claudio Naranjo? Siempre es de cajón que hay que practicar la virtud. Pero ¿La sanación desde dónde llega?

            Que tal como lo pinta Enric, esto es muy fuerte...





              Bueno, vale. Estoy empapándome con el vídeo. Es muy duro. Casi que alguien me lo explique.




martes, 26 de enero de 2016

el ninja, Gabriel






Martes 26-01-2016
9:25 Horas.

De niño tenía problemas. Tenía miedo a salir de casa, a andar por la calle, a cruzarme con gente. No sé porqué, algo tenía mal, supongo que a nivel motriz.

Me lo imaginaba como un juego, era mi modo de afrontar aquello. Imaginaba que detrás de cada esquina, de cada árbol, se escondía un ninja. 

        Un hombre vestido totalmente de negro, altamente preparado, listo para matar. 

         Había muchos.

Yo en ese momento no podía afrontar mis miedos. Así que pospuse de algún modo la decisión para más tarde. 

      “Cuando sea mayor”. 

        Mis miedos siguieron sin resolver hasta que me enfermé y comencé a resolverlos. 

La enfermedad es una reacción sana a una situación insostenible.


Los miedos siguen ahí. Algunos por lo menos. Como todo el mundo. 

        ¿Soy ahora un ninja? ¿Soy un hombre capaz de desafiar mis miedos?

 ¿Soy un guerrero?


No sé. Y en ese no saber, es ese vivir día a día, se encuentra mi fuerza.







viernes, 22 de enero de 2016

el enfado




Viernes 22-01-2016
23:07 Horas.

CUADERNO DE BITÁCORA


¿Por qué cuaderno de bitácora?

En un principio dudaba entre llamar a este artículo “el enfado” o bien “el tío vivo”.

Y tenía claro que pondría como subtítulo “cuaderno de bitácora”, porque realmente no sé a dónde voy.
Es cierto. El miércoles me tocaba revisión con el psiquiatra. Normalmente duermo más de la cuenta, pero no era eso lo que me ocupa. Es el estar enfadado.

Me preocupaba el enfado.

Tomaba un preparado a base de olanzapina, que en dosis de 15 mgrs. hace que las cajeras del supermercado de confianza se asusten.

Resulta que las que se asustaban eran ellas. Cuando el que se tomaba el menjunje era yo. Qué cosas.

En la última revisión psiquiátrica, bajamos la dosis de olanzapina a 10 mgrs.

Ahí ya podía hacer la compra. ¡POR FIN! Tampoco es que yo fuera el alma de la fiesta, pero podía pasarme por el mercado na más que para comprar. Que no es cosa de hacer amigos.
Así que ya hace algún tiempo que podía hacer la compra. Pero el miércoles estaba de una mala ostia tremenda. Estaba sobre todo enfocada hacia mi psiquiatra. De hecho no fui, a la hora; fui varias horas más tarde y no pude verle.

Bueno, le vi. Pero no hablamos. Le vi pasar. Punto.

Ese miércoles fue un infierno. Estaba tan enfadado que llegué tarde al trabajo. Y pasé la tarde arrastrado. Haciendo las cosas bien, porque las cosas se hacen. 

         Y tampoco hay que exagerar, el movimiento en el trabajo ayuda a que el poso ese que tenía en el fondo se airease. 

Es lo bueno que tiene mi trabajo, que hay movimiento. Es un centro especial de empleo. 

Es divertido. Pero eso que sentía. Eso que estaba en el fondo, que parece que no podía, que no podía expresar... es como que hay ciertas partes de mí que no ven la luz.

El poso.


Sí a eso voy. El caso es que pasé miércoles y jueves dejándome llevar, y pensando cada vez una cosa. Tenía muy presente el poso.

Ya hoy viernes, me levanto medio bien, y empiezo a pensar que ojalá que me hubiese levantado más temprano, que si debería haber ido a primera hora al psiquiatra, para hablar...

Que si patatín que si patatán. Al final pienso, por lo menos voy y pido cita, que si me tiene que dar la medicación ya me la dará. Y si tuviésemos que hablar se vería.

Pues he llegado y apenas había gente. Yo me he estado bastante formal ahí esperando. Y es eso de que esperando, he pensado que todo ese enfado que tenía guardado contra mi psiquiatra...

...Llevamos un par de cambios de medicación juntos. Hemos pasado por muchas cosas. Pero soy yo el que sufre. Y el muy cerdo, no es capaz de hacer un gesto de reconocimiento.

...Me bastaría con una palmadita en la espalda y un comentario como, muy bien Gabriel, que sé que es difícil pero lo has llevado bien.

Joder, no se trata de que me de las llaves de su coche ni nada. Pero un pequeño reconocimiento ante el dolor de sus pacientes, podría ser un toque humano.

En esto tenía sumidos mis pensamientos.

Así que vuelvo a la espera en la puerta del psiquiatra esta mañana, ya viernes y fuera de fecha. 

        Va y se me ocurre que todo este enfado que siento hacia el psiquiatra, es lo que siento en general hacia todo lo que me sucede en mi vida.

¿Puede que hacia el psiquiatra esté el enfado más focalizado? Porque enfadado sé que siempre estoy enfadado. Eso es el día a día. Pero no sé el porqué.

Resulta que entro y me da la hoja para la medicación... y en un par de minutos, de pie y conversando, le digo que siempre estoy enfadado. Siempre estoy enfadado.

Aunque nadie puede estar enfadado siempre, pero como que casi de continuo. Ahí he cambiado el enfoque de dirigirlo hacia el psiquiatra, a dirigirlo a mí en relación con todo lo demás.

Como que ha habido un insight. He reconocido que estaba enfadado. Todavía no sé porqué, pero admitirlo ha sido un puntazo. Tanto que he pasado el resto del día como nuevo.

Sigue siendo deseable que el psiquiatra hiciera algún comentario favorable a esos procesos tan duros que se pasan en los cambios de medicación. Pero si el hombre es así de corto y no hace esas concesiones es su problema, no el mío.

Lo que me pregunto es si siempre tendré estos altibajos emocionales. Parece que siempre hay algo nuevo. 

Me siento muy sugestionable, cambio de planes cada día y no termino de decidirme a hacer cualquier cosa. 

        Tengo todas las mañanas libres y podría ocuparme en hacer algo, pero el tiempo se me va en pensar, meditar y dejar pasar el tiempo.

No es que esté mal, pero tal vez concretar algo, no logro concretar nada. Voy entre dos o tres opciones y no concreto nada.

Menos mal que tengo el trabajo de la tarde que ahí me pongo las pilas y es algo concreto que puedo hacer.

        No tengo ni idea de si la vida va a ser siempre igual, si alguna vez mi enfermedad se verá paliada de algún modo... 

Sé que el que mi vida mejore depende de lo que yo haga, no de lo que una medicación suponga en mi vida. Es la acción que hacemos lo que nos define.



viernes, 15 de enero de 2016

cuál es la pregunta

Viernes 15-01-2016
12:55 Horas.



Estaba el maestro en su lecho de muerte. Le quedaban pocos minutos de vida. Un discípulo se le acercó y con ternura le preguntó:

Maestro, ¿Cuál es la respuesta?

El maestro abrió un momento los ojos, y con mirada serena dijo:

¿Cuál es la pregunta?



jueves, 14 de enero de 2016

No, yo soy Dios

Jueves 14-01-2016
9:540 Horas.



Una persona dice:

“Yo soy Dios”

y otra le contesta:

“No, yo soy Dios”

¿Quién tiene razón?

Uno de ellos es un reputado maestro espiritual que va a visitar a su hermano gemelo al psiquiátrico.