domingo, 24 de agosto de 2014

el sentido loco

Los mismos ritos

No le encuentro sentido a hacer las tareas diarias, a estar todo el día sin parar, limpia que te limpia. A veces limpiando sobre limpio. Es una necedad.

        Sin embargo las buenas familias, pese a ser piña, tienen tiempo para limpiar, y son «buenas familias». A quién se ocupa en cosas extrañas, ¿habrá que cogerlo y matarlo?

Hay un tiempo para cada cosa, sin embargo el loco solamente tiene tiempo para darle vueltas a lo mismo. Una y otra vez, repite de un modo insensato, las mismas tareas, los mismos ritos. Con la esperanza de que las hadas se lleven su espíritu.

El loco, no sabe que solamente hay un mundo. El de los hombres, y que como hombres vivimos. Por mucho que los elfos señalen con sus dedos índices la redondez de la luna llena, allí en lo alto del cielo nocturno.

viernes, 22 de agosto de 2014

el remanente de un sueño

Hoy me he despertado todavía con el remanente de un sueño. Era del estilo de “Origen”, sueños dentro de sueños. Ha sido muy raro porque sabía qué era, pero al despertarme ha ido perdiéndose, justo un momento antes de poder recordarlo. No he logrado sacar del sueño más que su sabor. Y se ha perdido en el tiempo de Nunca Jamás.

No me extraña el haber tenido un sueño así. Anoche, fue raro. Me venía ya de por la tarde; pensando en llegar a algún sitio... llegar allí, porque aquí no estoy bien. Sin pensar que el nuevo aquí tal vez no hiciera que me sintiera bien tampoco. Como se dice, el agua que sabe mal en un vaso, puede saber mal en otro vaso.

Un allí deseado, que se torna en aquí. Tal vez para descubrir que aquí no me gusta estar. Y vuelta a empezar. Pero esto en realidad no va de cómo sabe el agua en otro vaso. Esto va de que si no me gusta el aquí, el ahora, no hay otro sitio al que ir. Salvo a la locura.

La perspectiva es un poco chunga. ¿Qué pasa si no quiero estar aquí y ahora? La única alternativa es salirme de lo que alguien llamó “la matrix”. Sin embargo este es un término que he sacado de internet. No conozco a nadie de mi entorno que hable de una matrix.

Sin embargo no es descabellado creer, aquí voy a ser un poco redundante, que las propias creencias las elegimos nosotros. En realidad, es más complicado que eso. Lo que he venido a llamar matriz, impide que tomemos una posición libremente aquí y ahora. Nos vemos a nosotros mismos a través del cristal de nuestra propia lente.

Lo peor es que no hay otra.

Despertarse. Ir al baño, asearse y desayunar. Pronto nos vemos sumergidos en una rutina al estilo del día de la marmota. Día tras día. Un día tras otro tomando las mismas decisiones.

Pero ¿Qué pasa cuando no sabemos decidir? Parece que las opciones no pasan a lo sumo de dos o tres variables ...y soy incapaz de tomar partido entre esas pocas opciones.

Tal vez haya que confiar en que el sistema se ocupe de arreglar lo que sucede en nuestro entorno. “El sistema” siempre se ha encargado de sacar a flote el barco. Pero también ha sido el sistema el que se ha deshecho de los residuos. ¿Yo a qué categoría pertenezco?

A una edad de cuarenta y tantos, no estoy muy seguro de a qué categoría pertenezco. Ni si el sistema seguirá funcionando tal y como lo ha venido haciendo hasta ahora. Pero...

Hay otra posibilidad. Que el sistema se perpetue, de nuevo, y vuelva a vivir en un eterno día de la marmota. Día tras otro. Tomando las mismas opciones.

Esto me hace volver el sueño que he tenido esta mañana. Los vestigios de ese sueño, dentro de otro sueño, a lo Origen. ¿Es posible adentrarse en uno mismo? ¿Es posible que haya una oportunidad? Un resquicio por el que colarse y salirse de la rutina.

Demasiado tarde diría. Esa opción creo que la da la vida en contadas ocasiones. Me encuentro en un viaje en el que ya tengo asignado un boleto. Un boleto con un número al que yo no quería jugar. Y no sé si tiene premio.