jueves, 1 de enero de 2015

se rompe, se raja

Jueves 30-01-2014
14:59 Horas.

Palabras más, palabras menos. En la candidez de una mente, no surge la maldad. Se puede ser un burro tonto o un burro listo. Ninguno de los dos deja de ser burro. Si yo fuese burro en vez de persona, ¿Qué clase de burro sería?

De listos y desconfiados está lleno el mundo. Sin embargo incluso los desconfiados, son personas inteligentes, cultas, que llegan a ocupar empleos como grandes diseñadores, artistas o ingenieros. 

Conozco una anécdota. Un ingeniero se puso a contar uno a uno los granos de arroz de un pequeño saquito de arpillera. El ingeniero, los contó, sí, y para hacer número redondo pensó: «Me faltan diez».

Entonces vino el tonto, y sin mediar palabra, cogió el saco que contenía los granos de arroz, y sin contarlos siquiera, los echó a la olla, e hizo un buen arroz de puchero.

        Este pequeño texto me hace reflexionar cómo destruyo los lazos, los que me unen a las personas. Lo que podría hacer que me sintiera apoyado, los amigos, la familia, los conocidos, puestos contra la pared... el apoyo. El respaldo que pudieran darme, echado abajo sin pensar en las consecuencias. Como un juguete que se rompe finalmente, tras llorar porque está medio roto.

        Se rompe, sí. Pero no ya para darle una solución a un problema, sino por una tajante necesidad de ser claro, duro. De negar la propia necesidad de amor, cariño o apoyo. Negar la propia necesidad de, los demás.



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